Deseo intenso de Dios
Tú existencia como Espíritu es posible gracias al deseo, el deseo de Dios por ti lo cual no es diferente contigo. Desear con intensidad hace posible que las cosas sucedan, pero de nuevo no conviene perder de vista que lo único que existe es Dios y tú, lo demás es sólo ilusión del ego, en tu convencimiento de esto radica la cordura de tu mente así como tu plenitud; así que desear algo más que no sea a Dios simplemente sería absurdo e insensato.
¿Qué es desear a Dios? Dios no es un alguien, no es un personaje ni un ser, Dios es una idea al igual que tú, el estado natural de tu mente (y la de Dios, recuerda que son una) es de completa abstracción por lo tanto sólo hay ideas; lo más parecido a ese estado es lo que definimos como felicidad, paz, alegría, amor, abundancia y todas estas cosas bellas que nos motivan a levantarnos cada mañana; el problema es que crees que lo vas a lograr a través de otras personas, acciones o condiciones, cuando es al revés (aunque no exactamente): es a través de permanecer en esos estados que ya lo tienes todo y puedes prescindir de obtener de otras personas o condiciones eso que anhelas. Si ya lo tienes todo, no necesitas nada, sólo compartes y disfrutas, sólo eres.
Sentir incomodidad de alguna manera, es decir una sensación de pérdida, de sacrificio o miedo al pensar en desapegarte del mundo, es normal ahora porque interpretas con ego, para eso es la ayuda que el Espíritu Santo te ofrece, para interpretar todo como una petición de amor o simplemente como algo ilusorio. En las lecciones del Espíritu Santo se te explican los pasos que darás cuando aceptes su guía.
Sentir un intenso deseo por tener paz, alegría, por sentirte feliz, pleno y libre es todo lo que necesitas para recibir las ayudas precisas para lograrlo, se te guiará paso a paso.
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