Capítulo 11. Dios o el ego
VIII. El problema y la respuesta
El problema es que crees que lo que percibes es real, sólo que aún no eres consciente de que eso implica que Dios no lo es; no puede ser real para ti Dios y el ego al mismo tiempo; cuando aceptas a uno, niegas al otro. La garantía que Dios te da es que sólo el amor es Real, no el ego, así que tan sólo debes pedir que sea así para ti ahora.
Puedes pedir que sea el amor lo único real en todo lo que ves o bien que te guíe en momentos específicos, que te ayude a ver como Él ve. no se te pide que investigues por tu cuenta sobre lo que es real y lo que no; sino que que lo apliques y tengas la experiencia, el resultado será una respuesta tuya de paz, en lugar de conflicto y eso te ayudará a recordar quien eres tú y el lugar que ocupan las otras personas en la mente de Dios, pues Su mente es la tuya.
La paz te lleva al reconocimiento de la plenitud y abundancia que todos compartimos y cuando te sientes y sabes así, es fácil compartir, es decir, cuando una situación complicada se presente, desea recordar quien eres para que lo puedas compartir (dar y recibir), y aceptes lo que Dios ha creado para ti y junto contigo, ya que todo está a tu disposición, tan sólo debes aceptarlo, tu aceptación hará que dejes de colocarte en necesidad.
El mundo cambia en la medida en la que lo ves con otros ojos, hasta que se baje por completo el telón de tu percepción y ese mundo sea sólo un recuerdo vago que olvidarás ante la Realidad del Amor que es el Cielo. Ver el amor en todo es aprender a ver con otros ojos, lo cual te ayudará a cambiar de mentalidad y liberarte de la esclavitud de tus sentidos y recuperar tu vida, la vida que Dios te dio.
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