Capítulo 11. Dios o el ego.
V. La "dinámica" del ego
Examinar al ego es una tarea que no puedes pasar por alto, sin embargo hay que hacerlo sin juzgar nada de lo que encuentres, sin temor ni culpa, esa es nuestra lección: ver todo o que hemos hecho a través del ego sin juzgarlo para verlo tal y como es: irreal tanto en su causa como en su efecto.
Cuando estás en conflicto tu voluntad que es una con Dios pareciera que está en conflicto con la del ego, la primera es la real y la segunda es una fabricación ilusoria basada en algo imposible que es la separación.
Hablar de dinámica implica que hay algo que se mueve, cambia y actúa y en esencia en el ego no hay nada de eso pues el ego no puede hacer nada.
Entre algunas características de su "dinámica" se encuentran:
1. El ego es el símbolo de la separación; busca autonomía, ser independiente y auto suficiente.
2. Todo lo que procede del ego es como es él, tiene su naturaleza y su efecto, es ilusiorio.
3. El ego ataca y se defiende porque se sabe vulnerable ya que depende por completo de ti para subsistir.
4. Sabe que su propósito es usurpar el lugar de Dios en cuanto a creador de todo y te hace creer que te dará poder aparte de Él. El ego no quiere que reconozcas tu poder pues te darás cuenta que en realidad le tienes miedo; así que si estuvieras consciente de lo que el ego te ofrece jamás lo aceptarías, pues nadie aceptaría al miedo en lugar del amor.
5. La realidad que el ego te presenta es una negación contra ti mismo.
6. El ego analiza y analizar es fragmentar y separar un todo, es juzgar lo que percibes y tornarlo real. El Espíritu Santo por su parte acepta sin juzgar y de esa manera le resta poder y lo desvanece. Al analizar y fragmentar, intenta darle coherencia a su percepción y en eso consiste el universo que él percibe el cual demuestra su realidad.
7. El ego se concentra en el error y pasa por alto a la verdad, mientras que el Espíritu Santo nos enseña que es precisamente al revés como puedes lograr tener paz, recordar quien eres y recuperar tu poder.
Cuando el ego quiere ver de frente a Dios, no lo puede ver, ha negado a Su Hijo; así que para ver a Dios, acepta a Su Hijo en ti y en todos como uno solo. Tu libertad depende de lo que veas en las personas, así, todo lo que percibes tiene el poder de liberarte o no.
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