Vives en el pasado cuando no perdonas o no olvidas, también vives en el pasado cuando añoras algo que dejó de ser, el resultado de esto es que persisten patrones repetitivos en tu vida que aunque quieres dejar atrás se siguen presentando.
Las consecuencias de no perdonar son que revives el mismo sentimiento, la misma emoción y además vienen a ti recuerdos y conflictos que no sólo te hacen pasar un mal rato sino que, a pesar de que el momento ya pasó, lo revives en tu experiencia y en toda tu fisiología lo percibes como si estuviera pasando en ese momento. Lo mismo sucede cuando añoras el pasado, cuando sientes nostalgia y te aferras a lo que ya viviste y dejó de ser, olvidas el aprendizaje que la experiencia te regala y te instalas en el sentimiento de pérdida, vacío y ausencia.
Esto te impide vivir en el presente y continuar; en el presente es justo donde pasa todo, donde aprendes y te conoces, donde tienes la posibilidad de forjar un futuro diferente y vivir cosas nuevas.
Pero ¿Cómo hacerlo? Lo primero es querer que suceda, pero de corazón, con todo tu deseo y voluntad puesta en ello y... es todo!! Porque de pronto comienza a suceder que:
1. Aceptas hacer una limpieza física de tu casa. Al menos una vez al año, pero sobre todo cuando te habías resistido a dejar atrás el pasado, es muy conveniente hacer una limpieza general de tu casa, comienza por donde quieras pero termina toda tu casa, si vives con tus padres, al menos hazlo con tu recámara y tus cosas personales si las tienes esparcidas por otros espacios. Te sentirás mucho más ligero.
2. Cambias tu rutina. Te he hablado mucho de esto, y en este sentido existen tres tipos de personas: las que se aferran a su rutina y nunca la cambian; las que se les complica tener una rutina y disciplina y por lo tanto sufren de falta de tiempo y desorganización en general; y las que están en el justo medio, es decir, tienen rutinas y las modifican periódicamente ya sea porque están aprendiendo algo nuevo o porque están integrando nuevas actividades. Te invito a que te renueves, no tienes por qué mover todo, basta con que cambies de horario alguna rutina para empezar.
3. Aprendes algo nuevo. Las personas que se aferran al pasado difícilmente están abiertas a lo nuevo, pero esto como cualquier cosa puede cambiar; así que ve a tu lista (o haz la lista) de cosas que no has hecho hasta ahora pero que has rezagado por diferentes razones y comienza a palomear una por una mientras las llevas a cabo. O bien haz algo a lo que te has resistido por miedo o inseguridad, verás qué divertido es y eso te llenará de vida.
4. Retomas actividades que antes disfrutabas. Es frecuente que porque estuviste metido en una relación o bien porque te llenaste de asuntos laborales hayas dejado atrás actividades que disfrutabas; así que saca tu organizador de día, semana y mes, busca un día y hora y anótalo en la lista.
5. Permites que te sucedan cosas. Muchas veces no sabes qué acción específica ejecutar, no importa, sólo ábrete a esa posibilidad en tu corazón, dilo en voz alta, di que estás dispuesto a que te suceda ya sea que conozcas a alguien, una nueva oportunidad laboral, apoyar a grupos sociales, y por supuesto perdonar a esa persona o perdonarte por haberla lastimado. Los medios siempre llegan cuando estás dispuesto, sólo permanece atento para tomarlos en cuenta se presenten y aprovecha la oportunidad.
En resumen, para dejar atrás el pasado necesitas querer que suceda, estar dispuesto, permanecer atento a las oportunidades y aprovecharlas, y finalmente ejecutar acciones específicas en consecuencia.
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