La vida está llena de decisiones, aunque así lo parezca no es que haya algunas más importantes que otras, así como un gran paso en tu vida está hecho de pequeños pasos y una gran meta también está hecha de pequeñas metas, las grandes decisiones son producto de haber tomado conciencia de cada una de ellas; no se trata de presionarte por tomar la mejor en cada momento desde la cabeza, sino en aprender a hacerlo con el corazón.
No pretendo decir que sea algo sencillo, pero sí es algo que es necesario a aprender. Fluir no es hacer las cosas de manera impulsiva, sino que consiste en dejar de juzgar todo tal y como lo has hecho hasta ahora, es dejar viejos y probar nuevos caminos, es hacer eso que más temes e incluso sentir aquello que no te permites. Seguramente te has encontrado en momentos en los que sabes qué hacer y cómo hacerlo pero sientes culpa o miedo por hacerlo diferente.
Bien, pues tal y como sucede en un laberinto así también sucede en la vida ya que no siempre la solución va en la misma dirección y si lo intentas así te encontrarás con un obstáculo que no tienes que librar sino que tan sólo debes fluir hacia la dirección que naturalmente te lleva el camino; no siempre se trata del camino más fácil. pero ten por seguro que es el que te conduce hacia la salida.
Quizás muchas veces has pensado que no fuiste tú quien tomó la decisión sino que alguien más lo hizo y a menos que aún seas un niño, así no funcionan las cosas. Tú no sólo formas parte de un todo, sino que eres un todo y no estás excluido de ello aunque así lo parezca, así que si estás en esa situación pregúntate ¿Para qué me pasa esto?
Además, todos podemos elegir entre tomar decisiones basados en una programación social, familiar o cultural o bien cuestionarte lo que has hecho hasta ahora, detenerte y observarte a ti mismo; haz este ejercicio: ante aquello que repites o temes detente, no reacciones y siente, siente la soledad, el miedo, la culpa, eso que no quieres sentir y que te entretienes desarrollando defensas y ataques mentales, emocionales o en forma de síntomas físicos; detente justo un paso antes y toma una decisión diferente, aquello que has postergado, negado o reprimido y libérate, hazlo diferente, toma otra decisión al respecto de lo que te pasa y toma el mando de tu vida ahora.
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